EL SACRIFICIO DEL SOL: Y dijeron los dioses: Ten valor, oh Tecuciztécatl, lánzate, arrójate, en el fuego! Pero no pudo atreverse. Lo intento cuatro veces y cuatro veces retrocedió. Entonces los dioses dijeron: Ahora tú Nanahuatzin que sea tú! Y Nanahuatzin de una vez vino a tener valor, vino a concluir la cosa, hizo fuerte su corazón, cerró sus ojos para no tener miedo. Pronto se arrojó a si mismo, se lanzó al fuego, allí ardió su cuerpo, se transformó en Sol.
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